lunes, 19 de agosto de 2013

Abogado

Después de haber vivido “decentemente” en la tierra, mi vida llegó a su fin...  

Sentado sobre  una  banca de acusados, en la sala de  espera de lo  que imagino era  una sala de jurados.

Miré a mi alrededor, vi al fiscal quien tenía apariencia de villano y me miraba  fijamente, era  la persona más demoníaca que había visto en mi vida. Miré a la  izquierda y estaba mi abogado, un  caballero con  una mirada bondadosa cuya apariencia me era familiar...
La  puerta de la esquina se abrió. Su presencia demandaba admiración  y  respeto. Yo no podía quitar mis ojos de Él; se sentó y dijo: "Comencemos".

El fiscal dijo: "Mi nombre es satanás y demostraré por qué este individuo debe ir al infierno". Comenzó a hablar de las mentiras que yo había dicho, de las cosas que yo había  robado en el pasado, cuando yo engañaba a otras personas. satanás  habló  de otras horribles  cosas  y  perversiones cometidas por mí,  y mientras más hablaba, más me hundía en mi silla de acusados.

Me sentía tan avergonzado, que no podía mirar a nadie, ni siquiera a mi abogado, a medida que satanás mencionaba los pecados que hasta había olvidado. Estaba muy molesto con satanás  por todas las cosas que estaba diciendo de mí, y también estaba molesto con mi abogado, quien estaba sentado en silencio.

Yo  sabía que era culpable, pero también había hecho cosas buenas en mi vida, ¿no podrían esas cosas buenas por lo menos  equilibrar lo malo?

Satanás  terminó con furia su acusación y dijo: "Debe ir al infierno, es culpable de todos los pecados y actos acusados, y nadie puede probar lo contrario, por fin se hará justicia este día...."

Mi abogado se levantó y solicitó acercarse al juez, quien se lo permitió, haciéndole señas para que se acercara  pese a las fuertes protestas de satanás.

Cuando se levantó y empezó a caminar, lo pude ver, todo su Esplendor y Majestad.  

Y entonces me dí cuenta por qué me pareció tan familiar:  era Jesús quien me representaba, Mi Señor y Salvador.

Se paró frente al juez, suavemente le dijo: "Padre" (y se volteó para dirigirse al jurado) y dijo:  "satanás está en lo correcto al decir que este hombre ha pecado, no voy a negar las acusaciones. Reconozco que merece ser castigado".

Respiró  Jesús  fuertemente,  se  volteó hacia su Padre y con los brazos extendidos proclamó:  "Sin embargo yo dí mi vida en la cruz para que esta persona pudiera tener vida eterna  y me ha aceptado como su Salvador, por lo tanto es mío".

Continuó diciendo: "Su nombre está escrito en el libro de la vida  y nadie me lo puede quitar. Satanás todavía no comprende que este hombre no merece justicia sino misericordia".

Cuando Jesús se iba a sentar,  hizo una pausa, miró a su Padre  y suavemente dijo: “No hace falta hacer más nada, yo ya lo he hecho todo”.

El juez levantó su poderosa mano, y golpeando la mesa fuertemente, dijo: “Este hombre es libre, el castigo para él ha sido pagado en su totalidad, caso concluído”.

Cuando mi Salvador me conducía fuera de la corte, pude oír a satanás protestando enfurecido: "No me rendiré jamás, ganaré el próximo juicio".

Cuando Jesús me daba instrucciones hacia donde me debía dirigir, le pregunté:  ¿Ha perdido algún caso?
Jesús sonrió amorosamente y dijo:  “Todo aquel que ha recurrido a mi para que lo represente, ha obtenido el mismo veredicto tuyo: Pagado en su totalidad”.

"Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo". 1 Juan 2:1

Oración: Señor te pido que bendigas a mis familiares y seres queridos, a mis amigos que están leyendo este mensaje, dales fortaleza para seguir adelante. Ten misericordia para que se arrepientan de sus pecados y te reciban en sus corazones como Señor y Salvador, para que también puedan tener la salvación y la vida eterna. Amén.

En su propio muro...


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