Contrariamente a lo que se piensa, Halloween no es una fiesta infantil con caramelos y disfraces, sino que sus oscuros orígenes están relacionado con la idolatría, homicidios, maldiciones y hechicerías.
"Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte." Proverbios 14:12
Los Celtas vivieron en las Islas Británicas, Escandinavia, y Europa Occidental. Eran una sociedad cuyos usos y costumbres fueron controlados por una sociedad de sacerdotes paganos llamada los druidas.
En esta fiesta, los druidas, a manera de médiums, se comunicaban con sus muertos esperando ser guiados en esta vida hacia la inmortalidad. Los druidas creían que en esa noche en particular los espíritus de los muertos regresaban a sus antiguos hogares para visitar a los vivos.
Los druidas iban de casa en casa exigiendo alimentos y en algunos casos niños y vírgenes para ofrenda a su dios Samhain en el festival de la muerte, si se los daban se hacía un trato (treat) y se iban en paz. Si la gente de la aldea no daba a los druidas el alimento o persona que exigían, se lanzaba una maldición sobre la casa entera y según ella, alguien de esa familia moriría ese año. Esa era la trampa o treta (trick).
Los druidas llevaban con ellos un nabo grande, el cual habían ahuecado en el interior, con una cara tallada en el frente, para representar el espíritu demoniaco del que recibían su poder y conocimiento, mismo que se encargaría de ejecutar toda maldición e iluminar su camino. Este espíritu se llama “espíritu familiar”. El nabo, encendido por una vela dentro, era una linterna para los druidas por la noche.
Cuando estas prácticas llegaron a Norteamérica en los siglos 18 y 19, los colonizadores hallaron que los nabos no eran tan grandes, así que los substituyeron por calabazas.
"Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión; pero Jehová pesa los espíritus".
No hay comentarios:
Publicar un comentario