¿Se imaginan que pasaría si tratáramos a nuestra Bíblia de la misma forma que tratamos a nuestro celular?
¿Y si siempre pusiéramos nuestra Biblia en la cartera, en el maletín, en el cinturón o en el bolsillo del traje?
¿Y si le diéramos una ojeada varias veces al día?
¿Y si nos volviéramos para buscarla cuando nos la olvidamos en casa o en la oficina?
¿Y si la usáramos para enviar mensajes a nuestros amigos?
¿Y si la tratásemos como si no pudiéramos vivir sin ella?
¿Y si la diéramos de regalo a los chicos, para su seguridad, y para estar tranquilos?
¿Y si la lleváramos cuando viajamos, en caso de necesitarla como auxilio y ayuda ?
Al contrario del celular, la Biblia no se queda sin señal. Nos podemos conectar en cualquier lugar.
No precisamos preocuparnos por la falta de crédito porque Jesús ya pagó la cuenta, y los créditos no tienen fin.
Y lo mejor de todo: no se corta la comunicación, y la carga de batería es para toda la vida.
‘Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano’ Isaías 55:6
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