En este caso, sus creadores afirman que atraen la prosperidad a sus poseedores. La Palabra de Dios (en Jeremías 58:17,18) enseña que vanidad son, obra digna de burla. Se avergüenza todo artífice de su escultura, porque mentira es su ídolo, no tiene espíritu. Además, Dios aborrece a quienes se arrodillan ante la obra de sus manos y ante lo que fabricaron sus dedos (Isaías 2:8)
"No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visitó la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos." Éxodo 20:4-6.
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